A nadie le gustan las interrupciones, pero la vida cristiana está llena de ellas. Y por una buena razón. Ya sea que vengan en la forma de un hombre que fue golpeado brutalmente y tirado al lado del camino o de un niño que pide nuestra atención, a menudo no comprendemos lo que son las interrupciones: oportunidades celestiales. Dios permite que frusten nuestros planes con el propósito de fortalecer nuestra relación con él y para que seamos capaces de ver nuestros puntos débiles.
En esta serie de una sesión, el pastor Jamin Roller reexamina la parábola del buen samaritano para darnos una perspectiva fresca de una de las parabolas más conocidas de Jesús. Las personas siempre son más importantes que nuestros planes. Es una verdad que puede ser difícil de recordar en nuestro mundo acelerado, pero aquellos que siguen a Jesús son llamados a amar de una forma especial que comienza con preguntar cómo ser un prójimo para aquellos que nos rodean.